Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

jueves, 5 de diciembre de 2013

Banco de Alimentos

Algo funciona muy mal cuando una sociedad es incapaz de garantizar el sustento diario de sus ciudadanos a través de los mecanismos del Estado.  El Régimen que sufrimos está perdiendo todas las caretas que se llamaban Estado Social y de Derecho, todas las caretas llamadas justicia distributiva, impuestos progresivos para mostrar su verdadero rostro, ese que siempre ha permanecido oculto pero firme, base y sostén del modelo de "democracia" que durante años nos han vendido como único modelo válido y posible.

La sociedad, adormilada y confusa, recibe un nuevo adoctrinamiento respecto a los valores morales del progreso que son mutados, poco a poco, por los caducos y decimonónicos de la burguesía clerical y franquista.  ¿Justicia social?  No, solidaridad social.  El primer concepto está fundado en el reparto de los beneficios al conjunto de la sociedad mediante la redistribución impositiva, los ricos pagan y los trabajadores recogen.  El segundo concepto es la concepción de un Estado patrimonial, es decir, propiedad de los patriotras, de la derecha de siempre, que no hace justicia redistributiva sino caridad.

Alentado desde las más altas esferas, ese falso compromiso social, esa solidaridad de damas de alta sociedad que está tan bien repesentada por la Casa Real postulando en el Día de la Banderita, está siendo formentada como algo lógico y positivo en muchas formas posibles e imaginables resumidas en un viejo concepto: caridad y beneficiencia.

Los Bancos de Aliementos es la respuesta del Régimen a los problemas sociales que el Estado ha creado y luego desatiende.  Con enorme gozo y orgullo, el Poder, en sus símbolos más externos, los premia con importantes reconocimentos, el premio Príncipe de Asturias es buen ejemplo de ello, y son jaleados con alborzo y júbilo por parte de los medios de comunicación sin el menor atisbo de crítica o cuestionamiento.  Tal es así que hasta los presuntos medios progresistas como la SER hacen campañas divulgativas y formativas, programas de entretenimiento y adoctrinamiento de las masas en favor de una liturgia derivada del rito católico de dar limosna a los pobre y menesterosos a la salida de misa de 12.  La parroquia vuelve, poco a poco, ser el centro de la sociedad.

¿No puede usted dar de comer a sus hijos?  No se preocupe, tal o cual organización religiosa atenderá sus necesidades.  Vaya usted y hable con el cura que él sabe. 

Caramba, pero si yo no voy a misa, si no piso una igleisa nada más que para los funerales.

La acción humanitaria de dar de comer al hambriento pasa, indefectiblemente, por las manos de quien promete ser guía espiritual de tu familia a la vez que protector de tus desgracias más lacerantes: el hambre.

No es nuevo, es el éxito de los movimientos islámicos ante la desaparición de los Estados protectores con la asunción del neoliberalismo en el mundo musulmán, es la respuesta de Nueva Democracia en Grecia y es el refugio de la ultraderecha en España.

Bajo la apariencia de una ONG apolítica y apartidista, los bancos de alimentos se han convertido en refugio de cientos de jubilados, altos funcionarios de la administración y personajes de cartera llena y buenos contactos con grandes empresarios.  Hacen una "labor social".  Piden caridad (a los trabajadores) para poder repartir esa misma caridad a otros trabajadores (de vez en cuando adornan la guinda con una foto solidaria en la que aparece el dueño de Mercadona u otro de cariz similar)

¿Ejemplos?  Valencia es uno de ellos, Huesca otro

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