Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

jueves, 6 de noviembre de 2008

Elboj tiene razón

Tiene razón Elboj cuando dice que hay que modificar la ley del menor en Aragón. Después de lo del Komi, una redada de la vieja escuela, con petición de documentación y cacheo a todos los presentes tras la que la hipócrita sociedad oscense descubre con alarmismo que había más de 60 menores en un bar por la noche, Elboj tiene razón.

Dice que hay que rebajar la edad de entrada a los bares a los 16 años. Espero que no levanten ampollas estas declaraciones pero es que no hay nada más estúpido que trabajar sobre leyes represivas y prohibicionistas. Hace escasos días entrevistaban a un psicólogo que afronta este problema desde otras perspectivas, en concreto desde la de no negar la realidad. Y con esa visión parece que trabajan en Extremadura donde han asumido que el botellón es inevitable y trabajan a partir de asumir esa realidad y no de negarla.

El consumo del alcohol en nuestra sociedad es un hábito tolerado y que acompaña la mayor parte de nuestros ritos sociales: bodas, bautizos, entierros, comidas (en casa o de negocios), unas cañas con los amigos... es más, se presume de toda una industria que elabora buenos caldos (vinos) y queremos que sea referente internacional. Y todo eso lo hacemos desde una cultura mediterránea de miles de años (la Biblia habla del vino, los egipcios inventaron la cerveza) que convive con una droga que se llama alcohol. En otras culturas sus drogas son distintas, hachis, peyote... pero aquí es el alcohol. Y el alcohol es una droga que forma parte del rito de iniciación en la madurez, de siempre. A los niños no pero tú ya eres mayor, ya puedes beber vino en las comidas.

El problema no es reprimir, o la ley seca, el problema es educar en el consumo (de éste y de todas las drogas) Las políticas antidrogas siempre han fracasado porque se han negado las realidades. El consumo de cualquier droga busca efectos (diversos) que suelen estar relacionados con la evasión de la realidad y por ende relacionados con el ocio y la diversión (no en todas las culturas, de acuerdo, pero sí en la nuestra) Negar que una adulto que bebe vino en una celebración y no lo hace para emborracharse, aunque sea un poco, es una hipocresía. Tiene efectos euforizantes que buscan todos sus consumidores. El asunto es, no la prohibición, sino la educación en el consumo del mismo.

Por mucho reprimir a los bares, los jóvenes, los adolescentes (menores) seguirán bebiendo, en la calle, a escondidas, o si esta droga pasa a niveles de más marginalidad, la encontrarán con otros camellos que además de alcohol ofrezcan otras "diversiones".

Por eso creo que Elboj tiene razón, hay que cambiar la ley, ya. Otra cosa distinta es que se identifica ocio con juerga nocturna, lo que es distinto, pero eso es otro debate. Allí ya no coincido con Elboj.

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